La Ruta de la Vida

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miércoles, 15 de abril de 2009

Ep 25: La Manera en que Hablas (y Piensas), ¿te Limita?

Hace tiempo que tenía ganas de hacer un episodio de este tema y no había encontrado la manera de abordarlo. Hace unos días, encontré un artículo en internet que se llamaba “Are your words limiting your success in life?”, “¿Tus palabras están limitando tu éxito en la vida?” y me ayudó a darle forma a este episodio. El artículo obviamente está en inglés, pero de todos modos voy a dejar el link http://www.healthmoneysuccess.com/348/words-successful/ para el que quiera pegarle una leída, que está bien bueno.

Pero bueno, la idea principal para mí, con respecto a este tema, es que algo que decía frecuentemente un coach con quien tuve la suerte de trabajar cuando estaba en la universidad y es que “El habla, habla”. A qué me refiero, con esto? El “habla”, es decir, la manera como nos expresamos verbalmente (o como pensamos, es decir, nuestro diálogo interno), “habla”, es decir, dice mucho, acerca de nosotros mismos, de cómo nos planteamos en cada situación, de que posibilidades vemos como reales, de qué opinamos acerca de nuestras capacidades. Podríamos distinguir 3 situaciones: cuando hablamos de otros, cuando hablamos de nuestras circunstancias y cuando hablamos de nosotros mismos.

En especial, cuando hablamos de otros es un súper buen ejemplo, de cómo cada vez que hablamos, hablamos de nosotros mismos. Cuando juzgamos a otros, o decimos algo de otros, en realidad no definimos a esa otra persona, sino que nos definimos a nosotros mismos. Por ejemplo, si yo digo que Rodrigo es antipático, en realidad estoy diciendo que a mí me desagrada la forma de ser de Rodrigo, puede ser a a otras personas les agrade Rodrigo, por lo tanto ser antipático no es una característica de él.

Cuando hablamos de nuestras circunstancias, “la espera en la fila en el banco me arruinó el día”. No estamos hablando de la espera, ni de la fila, ni del banco, estamos hablando de nosotros, ya sea que somos impacientes, o que teníamos que hacer otras cosas que no alcanzamos a hacer, o que llegamos a tarde a otro compromiso con otra persona a la que no le queríamos fallar. Pero somos nosotros quienes le otorgamos poder a un hecho externo para arruinarnos el día! O sea, es tú día, no dejes que nada ni nadie lo arruine, tu puedes elegir como te lo vives, recuerdas?

Cuando hablamos de nosotros mismos, lo típico es cuando la gente dice: “yo soy así, es mi forma de ser, ya no voy a cambiar”, ¿quién no ha escuchado esto? Sobre todo la gente más mayor lo dice. Pero lo que realmente están diciendo es “no quiero cambiar” o “no confío en que tengo la capacidad de cambiar”. Qué distinto sería si dijeran, “me gustaría poder cambiar este aspecto de mi personalidad, pero no sé como hacerlo, tal vez voy a pedir ayuda”. Otras veces, sencillamente decimos “no puedo”. “No puedo buscar un mejor trabajo”, “no puedo volver a estudiar”, “no puedo salir de vacaciones”, “no puedo bajar de peso”, “no puedo cantar”, etc. Qué pasaría, que opciones se abrirían en nuestra vida si dijeramos “Voy a encontrar la manera de… “?

Muchas veces hemos hablado del “tratar” o “intentar”. Con cuanta frecuencia usas las palabras “voy a tratar”? Las usas como un sustituto al decir que “NO”, porque aun te sientes incómodo diciendo que no? Entonces dices “voy a tratar” con absolutamente ninguna intencion de hacer lo que supuestamente vas a tratar? Por ejemplo, tu mejor amigo te invita a una reunión del club del libro del mes, tu odias leer, pero para no herir sus sentimientos dices: “voy a tratar de ir, no te prometo nada pero voy a hacer lo posible”, cuales son las probabilidades de que vayas? Cerca del 0%, no? Si dices “seguro, ahí estaré”, cuales son las probabilidades de que vayas, cerca del 100%, verdad? Te das cuenta de que la manera en que hablas configura espacios de posibilidades en tu vida? No es trivial la forma de expresarse! Puede ser que utilices el “voy a tratar” no como una forma disfrazada de decir que NO, sino que como un seguro, un colchón para protegerte del “fracaso”, cuando no estás seguro de que tienes las habilidades para hacer algo, cuando desconfías de tu capacidad.

Está bien tener un poco de desconfianza para hacer algo, sobre todo si nunca lo has hecho antes, obviamente no puedes estar seguro si es tu primera vez haciéndolo, si no, no sería un desafío. Pero es muy diferente tu compromiso si sólo eliges las palabras adecuadas y sobretodo si declaras tu compromiso a alguien. Por ejemplo, si le dices a tu familia “voy a tratar de bajar 5 kilos antes de mi cumpleaños”, cuales son las probabilidades de que los bajes? De que te comprometas con las actividades necesarias para lograrlo (dieta, ejercicio, etc.)? Cerca de 0% diría yo. Qué pasaría si sólo cambiaras las palabras y dijeras “voy a bajar 5 kilos antes de mi cumpleaños”, cual es tu nivel de compromiso? Cuales son las probabilidades de que lo logres? Seguro que existe la posibilidad de que no llegues a bajarlos todos, pero cuales son las probabilidades de éxito, sólo por cambiar las palabras… mucho mayores que 0% diría yo… ves a que me refiero?

Por ejemplo, yo estuve tentada de frasear mi objetivo como “voy a tratar de correr una maraton este año”, porque claro, nunca lo he hecho, no soy particularmente atlética, aun no se qué me va a decir el médico, aun haciendo todo lo necesario, igual no hay garantía de que lo logre, pero las probabilidades de éxito al decir “voy a correr la Maratón de Chicago este año”, son mil veces mayores que si dijera “voy a tratar” cuando tratas y encuentras los primeros obstáculos, que si tu objetivo es suficientemente grande vas a encontrar muchos, es muy fácil abandonar y decir “traté, hice lo mejor que pude”, pero en realidad, disculpa que te lo diga, nunca estuviste realmente comprometido con ese objetivo.

Quiero compartir acá una anécdota que está en el artículo que mencioné al principio. Primero que todo, que responderías si te pregunto ¿puedes tocar piano? (si tocas piano reemplázalo por otro instrumento). Esta anécdota es de Charlie Munger, uno de los hombres más ricos del mundo, y quien siempre ha estado seguro de poseer muchas habilidades y que se expresa siempre con palabras propias de un hombre de éxito. Él estaba con otra gente en un evento y había un pianista tocando. Uno de sus amigos le preguntó casualmente si él podia tocar el piano. Cual fue tu respuesta cuando te pregunté al principio de la anécdota? Sin saber realmente, es muy probable que haya sido “no, no sé tocar el piano”, pero Charlie contestó “No lo sé, nunca lo he intentado”.

Sus palabras reflejan su creencia de que tiene el potencial de hacer cualquier cosa, y adivina qué… todos tenemos ese potencial, puede que nos cueste más o menos, pero lo tenemos, y mientras no hayamos probado, no podemos saber si tal vez tenemos un talento inexplorado. La gente más exitosa se expresan con palabras que los empoderan en lugar de limitarlos.

Eres consciente de las palabras que eliges cuando hablas o cuando piensas? Muchas personas van a decir que esto es un detalle, que estoy exagerando tal vez, pero te digo que en verdad es importante y en verdad puede hacer la diferencia entre tu crecimiento y tu estancamiento, que andes de victima por la vida o que te hagas cargo, que tengas millones de opciones abiertas para ti, o que no tengas elección.

El desafío de este día y de esta semana y ojalá lo pudieras incorporar permanentemente a tu vida: observa la manera cómo te expresas…. Observa las palabras que eliges, te abren posibilidades, o te las cierran?

Comparte por favor tus reflexiones en la sección de comentarios de este blog, te invito a que lo hagas, porque esto se trata de ayudarnos entre todos y tal vez tu experiencia le puede servir a otra persona. Los comentarios que puedes hacer tú pueden hacer que este mensaje sea mucho mas potente.

Ahora me despido hasta la próxima, observa tus palabras, modifica las frases limitantes, que empieces con mucha energía esta semana, y como siempre buen viaje!

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